En el marco de una apuesta firme por la construcción de espacios laborales más justos y habitables, se celebraron en el Ekonopolo las dos sesiones del ciclo «Ante el no me da la vida: política laboral feminista». A lo largo de estos encuentros, se exploraron diversas prácticas organizativas desde la economía feminista que buscan equilibrar la sostenibilidad económica con el bienestar de las personas que forman parte de las organizaciones.

Convenios colectivos: repensando la gestión del tiempo y las condiciones laborales ⏳
Uno de los ejes centrales de la primera sesión fue la gestión del tiempo en las organizaciones de la Economía Social y Solidaria. Se abordaron cuestiones como la regulación de la jornada laboral, la recuperación de horas y la flexibilidad horaria. Se destacó la importancia de la confianza en los equipos y la coordinación para garantizar un equilibrio entre la vida laboral y personal. Además, se debatió sobre la posibilidad de reconocer como parte del tiempo de trabajo las horas dedicadas al activismo dentro de las organizaciones.
Mugarik Gabe compartió su experiencia en la construcción de un modelo organizativo que prioriza la conciliación y el cuidado dentro del espacio laboral. Desde su trayectoria, enfatizaron la necesidad de incorporar herramientas que permitan visibilizar el trabajo reproductivo dentro de las dinámicas laborales y la importancia de generar mecanismos colectivos para gestionar el tiempo de manera equitativa.
En cuanto a las condiciones laborales, se puso sobre la mesa la necesidad de un salario digno y equitativo, así como el debate sobre escalas salariales en estructuras horizontales. Se resaltó que hablar de dinero desde una perspectiva feminista es fundamental para cuestionar las desigualdades estructurales y avanzar hacia modelos laborales más justos. También se discutieron medidas como la compensación económica con tiempo libre y el reconocimiento de la vulnerabilidad y la enfermedad dentro de los espacios de trabajo.
Reglamentos de regimen interno: la transición hacia un modelo organizativo feminista 💜
La segunda sesión estuvo centrada en la experiencia de Farapi Koop, una cooperativa que ha transformado su modelo organizativo para alinearlo con los valores de la economía feminista. Se compartió su proceso de transición desde una cooperativa con gerencia a una sin jerarquías, una decisión motivada por la necesidad de coherencia entre su estructura y su filosofía de trabajo.
Desde Farapi, se destacó la importancia de equilibrar cinco elementos clave para lograr organizaciones habitables: la persona, el grupo, el entorno social, el entorno laboral y el proyecto. Para ello, han desarrollado estructuras de seguimiento que permiten evaluar y ajustar las medidas adoptadas en torno al cuidado, la gestión del tiempo y la distribución del poder dentro de la organización.
Un aspecto clave en su modelo es la creación de grupos de trabajo rotativos que garantizan la implicación colectiva en la toma de decisiones y evitan la sobrecarga de responsabilidades. Además, se hizo hincapié en la necesidad de una mirada abierta al cambio y en la valentía de replantear estructuras de poder en función del bienestar colectivo. 💡
Hacia organizaciones más feministas y vivibles 🏡
Ambas sesiones dejaron claro que la transformación de las organizaciones en clave feminista no es solo una cuestión de voluntad, sino de compromiso estructural. La implementación de políticas laborales que pongan la vida en el centro requiere debates abiertos, revisión continua y mecanismos colectivos que garanticen la sostenibilidad de las personas y los proyectos.
El aprendizaje compartido en estas sesiones nos deja una hoja de ruta para seguir profundizando en modelos laborales que no solo sean viables económicamente, sino que también sean espacios de cuidado y corresponsabilidad. Desde la ESS, seguimos construyendo alternativas que desafíen el «no me da la vida» y que apuesten por otro tipo de relaciones laborales posibles y necesarias.
🧬 Porque transformar el trabajo es transformar la vida.

